23 de septiembre de 2010

Ya no es tan pequeña.

-Mike, olvídate, no seas idiota. Papá te ayudará, ¿no? Luego dices que no, pero eres un niño de papá, siempre le pides ayuda para todo -la hermana pequeña del niño grande le repetía burlona aquella frase- eres un niño de papá.
-No me llames así, cojón.
-¡Ayyyyyy! Si a mi siempre me llamas pija, pues ahora te aguantas -se enciende un cigarro, sonriendo.
-¿Pero eres idiota, niña? que eres una enana.
Adri le saca la lengua a su hermano, y sale corriendo.
-Tu amigo Mark no piensa lo mismo.
Mike se queda quieto, viendo como su inocente hermana ya no es tan pequeña, como esa faldita corta la hacen unas piernas kilométricas, y como el sueter ya no es tan holgado y la queda apretado, si, quizá ya no es una enana, su enana.
Pero tendrá que hablar con Mark, que quiere matarle, y luego le preguntará.

12 de septiembre de 2010

Soul sister.


¡HEY SOUL SISTER...!
No sé bien que sentir o que decir, sé que tenía que haber hecho esto hace muchísimo. ¿A que si?
Debería empezar diciendo que lo siento, que siento como me porté: mi egoísmo, mi tontería de niña, mis celos... Siento ser incapaz de darte un abrazo, o de decirte 'todo irá bien' sin sentirme una completa idiota. Pero lo intento, intento hacerte feliz, y sé que no soy la mejor.
¿Te has dado cuenta de que día es hoy? 12 de septiembre.
Dos años, más o menos, desde aquellos días, desde que nos conocimos, y aun juntas. Y ahora más unidas que nunca, ¿verdad?
También debía decirte que te quiero muchísimo, más de lo que te imaginas. Que siempre tendrás el apoyo de tu hermana del alma.
Sin ti me falta el corazón y me sobra todo el cuerpo..
Qué mimosa estoy, joder.
¡Te quiero!

8 de septiembre de 2010

Es el momento de llorar por amor, de gritar por aprobar un examen -no- importante, de saltar, de beber, de fumar, de probar, de elegir, de odiar, de cambiar, de sentir, es el momento de ser felices, y ser adolescentes.

6 de septiembre de 2010

Triste reencuentro con papá.

[Tenia bastantes ganas de escribir algo, hace tiempo que no lo hago. Aun no entiendo el porqué. Pero allá voy.]
-Margot, saca la basura, por favor.
-Si, mamá.
La pequeña niña con sus preciosos rizos rubios salió pitando a por la bolsa de basura que, a duras penas, sujetaba por encima de la cintura para que no tocara el suelo. Después del paseo hasta el cubo se sentó en el porche donde el pequeño gato negro con ojos verdes la esperaba. Se movió entre sus piernecitas, lo que provocó que la niña cayera al suelo. Lloró desconsoladamente hasta que se calmó, mientras Trufa le lamía la cara, en son de paz.
Echaba de menos a su papi, el que acudía a calmarla cuando caía. Ya no estaba, y no sabía si lloraba por él o por los rasguños que llevaba en las rodillas.
Trufa, de pronto, erizó el pelo de su lomo, bufando a algo o alguien que Margot no veía.