-Podrías mirar por dónde andas, ¿no?
-Lo.. lo siento. -la chica morena con el pelo corto y esos ojos de color oscuro, preciosos se da la vuelta, intentando subir, tropezando y cayendo- au, au.
-¿Pero que haces, joder? Espera, ¿estás bien?
-Si, si. -Siempre con aquel espíritu tan grande, y fuerte, igual que ahora. Se levanta y se vuelve a caer, en el mismo escalón- ¡Ay!
-Ven, deja que te ayude -la coje del brazo, haciendo que se siente en el escalón- ¿dónde vives?
-En el primero, ¿tú?
-Acabo de mudarme al primero, también.
-Me alegro.. pero tengo prisa, ¿puedes ayudarme? -se toca la rodilla, nota unas pequeñas punzadas en ellas, como si se la hubiera rajado.
-Creo que deberías ir al médico.
-¿Me puedes llevar?
-Si, si.
La lleva hasta el coche, ella monta y mira fijamente al horizonte, sin mediar palabra. Ya en el médico, después de haber dicho que necesitaba puntos en la rodilla, y al haberla examinado hacen entrar al chico, quien aun no ha dicho su nombre.
-¿Sabía usted que la chica es ciega?
4 comentarios:
mmm...un texto que sin lugar a dudas hace reflexionar...deberíamos ser un poco mas observadores
muah
Vaya, te hace pensar este texto, y eso me gusta :)
Final desconcertante y que invita a reflexionar, por tanto, te sigo desde hoy ^.^
Vaya. Es muy... difícil de creer (y no es una crítica a ti, pues el texto me encanta). Es triste, no fijarnos en los que nos rodean, pensando solamente en nosotros mismos. Es muy feo, pero... es "muy" verdad.
Te sigo.
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